Mi viaje a París en pos de Louis Braille

Mi viaje a París en pos de Louis Braille

sábado, 11 de septiembre de 2010

Viajar a ciegas

Comienzo hoy una nueva aventura, un nuevo reto: compartir mi ansia viajera, dar a conocer cómo la voy saciando y mostrar que puede hacerse, que merece la pena atreverse a emprender un viaje pese a lo que supone la discapacidad visual, la ceguera.

Ojalá os resulte interesante y sirva para avanzar en esa legítima aspiración que tengo de ser uno más.



El concepto de viaje es muy amplio. A lo largo de la Historia el ser humano ha viajado, se ha desplazado, de forma individual o colectiva, por diversos motivos: buscar mejores tierras o fortuna, conquistar, sed de conocimientos, etc. Hoy en día seguimos haciéndolo y, yo diría que, en el fondo, por similares causas.

Entonces, yo me añado a ese ansia viajera de la humanidad a lo largo de los tiempos y, por eso a veces, me gusta calificarme de “homo viajerus”

¿Qué significa para mí viajar?

Aprender lo que otras personas y civilizaciones han sido capaces de ir creando a lo largo de la Historia y llegar a sorprenderme al pensar cómo ha sido posible todo ello con unos medios y herramientas limitadas. Se demuestra que la voluntad y la capacidad creadora del ser humano es muy grande.

Tener una mente más abierta al percibir que uno no es el ombligo del mundo, que hay muchas otras tradiciones, gentes y espacios distintos a los de mi entorno, pero igual de hermosos y enriquecedores.

Pisar la Historia, es decir: estar en lugares en los que un día se dieron acontecimientos que hoy nos han influido. Es como si me trasladara en el tiempo.

Ser consciente de la magnificencia de un Dios creador que nos ha brindado espacios tan hermosos como unos acantilados, un bosque o una cascada con el poder evocador que estas maravillas contienen.

Sin embargo, por esto entenderéis que la limitación mayor que siento por ser ciego la perciba en este campo.

Y es que, efectivamente, un viaje tiene una gran componente visual, porque se llega a un espacio desconocido, los desplazamientos hasta allí muchas veces no son nada fáciles o se encuentran en puntos inaccesibles y el saber que estás delante de un cuadro como La Gioconda, una catedral o un palacio y no verlo, os aseguro que es duro y frustrante. Pero… es más fuerte mi ansia viajera que estos contras.

Por tanto, ¿cómo disfruto de un viaje? Y os aseguro que lo he hecho en un buen número de ellos:

Una buena preparación: soy consciente de que no todos los lugares que me gustaría visitar son accesibles para mí, por tanto elijo aquellos en los que sí podré sentirme a gusto.

Mirar documentación acerca de la ciudad o pueblo que visitaré, que pueda acceder a través del transporte público y que el alojamiento sea pequeño para obtener un trato más familiar y acogedor..

Echar mano siempre de una visita guiada que me dé una visión general del entorno y luego, si estoy más días, recorrerlo por mi cuenta.

Con los datos previos y estando en el sitio, usar la imaginación al intentar visualizar lo que tengo delante.

Escuchar a la gente del lugar por encima de las grandes explicaciones teóricas (que puedo tenerlas en libros).

Intentar tocar todo lo que pueda: a veces hay maquetas de monumentos, entro en las tiendas de recuerdos para ello o simplemente el tocar una columna o un sarcófago es muy emocionante.

En fin, que de una forma u otra intento percibir los aspectos que están a mi alcance: sonidos, olores, folklore, música, gastronomía…

¿Qué pediría para hacerme más fácil mi ansia de viajar?

Que siempre que podáis, en sugerencias o propuestas, se proponga el dotar a las ciudades de maquetas de los monumentos más emblemáticos y que éstas puedan ser tocadas por una persona invidente cuando así lo solicite. No es la primera vez que he tenido una delante y ésta era protegida por un cristal.

Que en las puertas de las habitaciones de los hoteles tengan los números en braille o en relieve, además de alguna información más disponible en audio o braille.

Que las guías sepan que cuando tienen, entre sus clientes, a una persona invidente, deben ser más descriptivas en sus gestos: no vale decir: “ahí está tal o cual cosa….” Sino “a la derecha o a la izquierda está tal o cual cosa…”

Que hubiese más museos o centros de los sentidos. Son muchos los museos de arte e Historia, pero muy pocos los que recogen los sonidos y los olores de un determinado lugar.

Para un invidente viajar significa pisar los sitios, empaparse de ellos, no vale con ir en autocar por una ciudad o un determinado paisaje porque no podrá apreciarlo.

Y por último, os dejo algunas sensaciones que he tenido en mis viajes:

Emoción porque, pese a mi discapacidad, estoy en el lugar cumpliendo un sueño.

Vértigo al estar en la cumbre de una montaña y saber que no hay nada a mi alrededor.

Fantasear a los pies de un acantilado, visualizando aquellos personajes novelescos que luchan contra la fuerza del mar en las noches de tormenta.

He visitado algunos lugares, menos de los que lo habría hecho si viera, pero aún sueño con la ilusión de conocer tantas ciudades y paisajes increíbles como hay en el mundo y en España, sin ir más lejos: Canaíma, con su Salto del Ángel; Praga, Brujas, Ansterdam, Escandinavia o San Petersburgo, la Riviera maya con Chichen Itza… Y en España: el valle del Jerte y Cáceres, Ribadeo, Menorca, Granada…

3 comentarios:

Rosa María dijo...

La verdad que tengo que darte las gracias por esa bomba de moral que me impartes. Eres una persona que sabes y pregonas que la vida es para bien vivirl, y visionarla con los ojos del alma. ¡Bravo querido amigo!. Tú, amas a la vida y la vida te abraza con el manto de los que se acurrucan sabiéndose amado.
Mil besiños
Rosa María Milleiro


Nota: Tienes que venir a conocer Galicia.

Mercedes Pajarón dijo...

Doy por estrenado tu nuevo blog, tu nuevo reto...¡Llénalo de muchas historias viajeras!

Un besósculo para alguien que, como bien dice la amiga Rosa María, ama la vida!

PD.- Me apunto a un viaje a San Petersburgo.

brujita dijo...

¡Ya está, ya me tienes dispuesta a escucharte todo, todo sobre tus viajes!...Que sea enhorabuena ésta tu nueva creación Alberto.
Yo estoy con el camino de Santiago y sin tiempo para nada, ya os contaré la experiencia Je,je...

Besitos volados mil.